UN ACEITE DE PREMIO
Debe su nombre a los reflejos metalizados de sus hojas cuando les da el sol. El fruto, de tamaño grande, posee un bajo rendimiento de aceite, pero de extraordinaria calidad. Su adaptación a nuestro suelo franco-arenoso de media ladera ha resultado todo un éxito, convirtiéndose en el responsable de buena parte de los premios que en estos años hemos recibido.
Aromas a hierba recién cortada, un ligero amargor a fruta verde y un leve picante con regusto final a almendra y nueces convierten a este aceite en un ideal aderezo de una ensalada de frutas o, simplemente, sobre una rebanada de pan tostado con una pizca de sal o de azúcar.